A la rica teoría

 

El ruido que dejan pasar las puertas abiertas es como el batiburrillo de todas estas reformas educativas que pretenden dejar paso a lo que se supone nuevo, sin cerrar nunca cuestión alguna, por aquello del qué dirán. Salvo capas de voces que se desautorizan unas a otras y terminan mezclándose, al final sólo se escucha un silencio que se va llevando generación tras generación por delante a los mismos, con su diversidad, sus encuestas sociológicas, sus recomendaciones, sus tests, sus gónadas, sus éticas, sus políticas y, al fin, sus vidas.

“Los ideales de razón, ciencia y humanismo necesitan ser defendidos ahora más que nunca, porque sus logros pueden venirse abajo. El progreso no es una cuestión subjetiva. Y esto es sencillo de entender. La mayoría de la gente prefiere vivir a morir. La abundancia a la pobreza. La salud a la enfermedad. La seguridad al peligro. El conocimiento a la ignorancia. La libertad a la tiranía… Todo ello se puede medir y su incremento a lo largo del tiempo es lo que llamamos progreso. Eso es lo que hay que defender”

Steven Pinker, (17/06/18). Entrevista en EL País Semanal. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2018/06/07/eps/1528366679_426068.html

Podríamos hablar sobre las cuestiones que nos suelen lanzar en este tipo de casos para que hablemos. De cortes y de drones sonda -los globos estan pasados de moda-, de deseos y frasecitas grandilocuentes. De tribus que educan, y de las setenta mil concreciones con las que aspiramos a que ninguna sensibilidad pueda sentirse agraviada, o aviagrada, que se me antoja mucho más actual. Esas sensibilidades que se levantan de repente exigiendo satisfacción, con los modos decimonónicos de los duelistas caguetas.

Pero yendo al fondo, al lugar por donde corre la sangre esperando a ser desbaratada, lo gracioso es que el timing de la política se haya convertido en el ritmo de nuestras vidas. Y puede que sea por eso por lo que la educación es entendida, concebida, dialogada e interpretada, y legislada como le conviene a los mismos de siempre. Recordemos, los mismos que siguen estando abajo son los mismos que siguen estando arriba, como en la pirámide alimentaria. Todo ayuda a ello. Todos colaboramos. Los mismos de siempre. Llenos de ese entusiasmo inclownfundible que tiene la posesión de la verdad. Todavía me pregunto cómo no se ha hecho la mejor película de terror de la historia con este tema, el de la posesión de la verdad. Quizás no se hayan rodado todavía suficientes guerras.

Cualquier día nos sorprenden con la pregunta: ¿quiere usted ser educado o que sus hijos lo sean? ¿Quiere aspirar a tener criterio? ¿Quiere poder culpar a alguien siempre de todo lo malo que sucede en su vida? ¿Quiere atravesar de lado a lado a su vecino? … Pues tengo aquí una reforma educativa que le va a encantar. Venid a la escuela. Allí os vamos a enseñar a vivir, porque vuestros padrecitos no tienen tiempo para ello. ¡Tomad las riendas de vuestra libertad! ¡No es necesario esperar a tener carnet de conducir para que podáis dirigir vuestras vidas! Porque todos tenemos derecho a existir y demandaremos a todos los cánceres que se interpongan en vuestro camino, a todas las piedras, a todos los principios de la termodinámica.

Cuando ya no quede nadie a quien demandar, le demandaremos a usted, por no haber aprendido nada después de todo este dinero invertido, de todas estas leyes paridas con el sudor y la sangre de todos los que le precedieron (y fueron igualitariamente demandados). Y, al fin, conseguiremos que aprender deje de ser importante, porque nadie querrá hacerlo. Conque mucho ánimo. Pronto quedará una reforma educativa menos para alcanzar el objetivo.


Imágenes: Chema Muñoz Rosa © All rights reserved