La innovación superflua

[A continuación, reproducimos en imagen una tribuna que recientemente la revista Educación 3.0 ha tenido la gentileza de publicar en su número físico de septiembre-octubre de 2021. Espero que su lectura se os haga agradable.]

Imagen:

Innovation, de Michael Coghlan (2012) CC BY SA 2.0

Profes que se tiran pedos

Pedo de neón

Coger un metro y comprobar que el hombre es la medida de todas las cosas es un viaje que, siguiendo la línea de las redes sociales, se ha convertido casi en «El mundo que ella deseaba», aquel relato de Philip K. Dick en el que Allison acaba siendo expulsada del que creía su mundo por Larry Webster (machismo sci-fi). La historia corta, por lo demás, apunta a otros sitios más recientemente televisados por Amazon, corporación que ya adelantó el propio Dick en otro de sus cuentos… Un visionario, que es lo que no ha habido en el rock and roll desde que Jim Morrison tirara su vida por una bañera (esto sería machismo floridano con plumas de indio).¿Nos dejará la ciencia sin visionarios?

Gente con visión es lo que necesitamos recuperar para el mundo educativo -vamos a centrarnos aquí ya- en estos tiempos teatralizados en todas partes, con «Todo es política» en el encabezamiento y esos claustros y reuniones que, si se grabaran en vídeo, mostrarían que muchas más veces de las que nos imaginamos son dedicadas a justificar nuestro trabajo ante los demás y a que ellos hagan lo propio ante nosotros, que a construir o siquiera imaginar o visualizar escenarios alternativos. No es que haya que irse a dar clase a Alfa-Centauri, ni volver a la cueva de los mamotretos: con que sólo nos ajustáramos a la realidad que se vive en cada contexto (mundo) ya estaríamos dando un paso de gigante. ¿Y ése cuál es? ¿El de Allison o el de Larry Brewster? Quizás un poco del de ambos.

Cuando caerse desde los hombros es caerse desde muy alto

Se cuenta que le dijo por carta Isaac Newton a Robert Hooke: «If I saw further than other men, it was because I stood on the shoulders of giants». Esta frase con el paso del tiempo se ha interpretado como una fórmula para reconocer que lo lejos que ha llegado uno en un asunto determinado se debe a que ha podido apoyarse en la sabiduría y logros de aquellos que le precedieron (también hay una interpretación más ácida de la sentencia en el artículo enlazado). Agradecimiento, trabajo en equipo, ciencia y dedicación temporal, recogida de testigos. Respeto, escucha, construcción colectiva, empatía y reconocimiento público de lo bueno que tienen los demás. Objetividad. Alteridad. Juego limpio. Puede que sea preferible entre docentes disfrutar más a menudo de decirle a los demás lo que nos gusta de lo que hacen. Porque no puede ser que todo esté mal, sea falso, ingenuo, haga seguidismo neoliberal o provoque que un gatito llore en Singapur cada vez que alguien comparte su trabajo con ilusión en red.

Sin embargo, ¿qué es lo que tenemos en la profesión docente? Una tropa dividida, vociferante y victimizada, como tantas otras, que del talegazo que se ha metido no es más que capaz de hablar de su mundo y de su libro, además de cargar contra cualquier otro libro y mundo. Un tribunal de la innovación, que decide con toneladas de objetividad qué es y qué no es innovación; contraponiendo a ello su propia teoría de la innovación, que no se sabe exactamente si es organización escolar o ideario político -insisto: cuánto daño ha hecho ese casi refranito que es «Todo es política»- Un ideal estiradísimo hasta tal punto que trasciende la misma teoría de la relatividad. Un montón de pequeños mundos que se quieren imponer a nivel global. Una plétora de profes que se tiran pedos que suponen inodoros y sueñan con reescribir pedagógicamente «La historia interminable» para que su reino, como el de los pequeños dioses del pasado, no tenga fin.

Con todo, profes que se tiran pedos, siempre en mi equipo, que hace falta diversidad en la escuela y  que, por ejemplo, los claustros a veces duren lo que tienen que durar. Sobre todo en invierno.

 

Imagen: Fart, de Per Olesen (2009) CC BY-SA 2.0

Sábado de comunidad de aprendizaje

El pasado sábado El Gracia desarrollaba una jornada matinal formativa sobre comunidades de aprendizaje, y allá que nos fuimos un compañero y yo para ver cómo va su aventura transformativa desde que arrancara hace quince años. Creo que podemos decir que va bien, a juzgar por el brillo sostenido que se mantiene en las miradas de las maestras y personas que compartieron sus experiencias con los presentes. Porque, ojo al dato, todo lo que vimos y escuchamos fueron maestras, madres, actrices….mujeres, a excepción de un simpático voluntario que nos contó cómo se enamoró del colegio mientras realizaba sus prácticas universitarias y decidió prolongar su relación con el mismo a través del programa de voluntariado que desarrolla la escuela. Igual todo ello tiene que ver con la trayectoria del proyecto de El Gracia, igual ayuda a mantener ese clima que se respira cuando traspasas la no-valla del cole y te enteras de que es un espacio sin sirenas ni estridencias. Hay en El Gracia un ecosistema que te invade por todas partes, empezando por el aire y terminando por la configuración y decoración de los espacios… Es como jugar a las muñecas dentro de una la misma casa, pero con un aspecto esencial: aquí se juega a enseñar, aprender, colaborar y participar en el entorno. Y se consigue.

Líneas básicas

Vaya por delante que esta entrada no pretende ser una crónica, si no simplemente apuntar los aspectos que me llamaron más la atención durante la mañana del sábado. Nada más empezar pudimos comprobar que la batalla del centro con los espacios sigue viva y se cubre con tesón e inventiva. De este modo nuestro salón de actos para el arranque de la jornada fue la propia entrada al edificio del centro, como podéis comprobar en este tuit de @leonidasarjona:

Este primer tramo fue una mesa cuadradangular -casi siempre son así, no redondas- en la que se dieron orientaciones y se compartieron experiencias y aspectos alrededor de las líneas esenciales del centro, similares a las que delimitan los caminos que transitan otras comunidades de aprendizaje:

  • Organización del voluntariado. El centro tiene una especie de bolsa de trabajo con la que va cubriendo sus necesidades personales para grupos interactivos, tertulias, etc…
  • Charlas con café. Se proponen temáticas determinadas que se tratan en charlas distendidas con un café. Participa cualquier persona que esté interesada.
  • Participación de las familias. Una madre de un alumno compartió sus experiencias vitales alrededor del colegio, cómo dio con él y cómo se embarco en una participación continuada en actividades y espacios del centro (como por ejemplo la biblioteca).
  • Espacios flexibles. Como comentábamos antes, el centro ha ganado espacio en los últimos años, en forma de patio, huerto, jardín, patio para infantil. Pero el edificio que lo acoge sigue siendo pequeño. Estas carencias se suplen con imaginación y flexibilidad en el tratamiento de los espacios y con una consideración esencial: todos los espacios son espacios abiertos.
  • Clima favorable al diálogo. En El Gracia hay cosas simples y sencillas que complementan esa flexibilidad espacial de la que hablamos, contribuyendo a que apetezca comunicarse. El recreo se da con música, hay mesas y sillas (cómodas, ojo) para sentarse, reunirse, trabajar… en los pasillos. Hay sillas cómodas para descansar, leer o ensoñarse. Hay alfombras, hay cuadros pintados por los niños por todas partes, hay pizarras blancas para comunicar en los pasillos. Hay calidez, hay humanidad. Puede que alguno esté pensando, «Bah, que tontería. Eso no es innovar». Me parece respetable. Pero yo a estas cosas las llamo tonterías esenciales. Y las quisiera en tantos centros como en los que soy capaz de recordar haber trabajado alguna vez.

Talleres

Después de conocernos un poco, el CEP tomó un poco las riendas de la sesión matinal y el personal se dividió en grupos para participar en talleres con temáticas orientadas a este tipo de centros: convivencia positiva, trabajo cooperativo y tertulias dialógicas musicales. Los que elegimos nosotros, de acuerdo con lo que pensábamos que eran nuestros intereses como centro, fueron los relacionados con convivencia y trabajo cooperativo, impartidos por (sí, más mujeres :-)) Macarena Soto y Patricia Santos. Puedo decir que tuve suerte con la elección del segundo (y por lo que me contó mi compañero, lamenté también no poder estar en el primero), porque la verdad es que fue muy interesante y obtuvimos muchas pistas que trasladar al aula en lo que se refiere a trabajo cooperativo, aunque deberán de adaptarse algunas cosas a las peculiaridades de nuestro alumnado. Esto forma parte de la creación del sentido en el proceso de enseñanza, lo que además fue apuntado en alguna ocasión por la ponente: no se trata de que hagas esto, aquello o lo de más allá, sino de que tenga sentido hacerlo en el contexto en que desarrollamos nuestra actividad profesional.

En este sentido, Kanban me pareció una herramienta perita para trabajar en el aula y controlar el desarrollo de procesos de manera compartida. Sí. Es similar a otras muchas cosas, pero nunca lo había vivido tan de cerca y me pareció muy sencillo y estimulante.

Muestra de teatro

El regalo final de este encuentro nos lo entregaron las madres del alumnado que componen el grupo de teatro del cole, que nos representaron en el aula que hace de gimnasio del colegio (espacios de usos múltiples) la obra «Basta ya», escrita por ellas mismas. Este fue quizás mi momento favorito del día por la importancia que me parece que tienen este tipo de narrativas para mostrar el efectivo poder de transformación que tienen las escuelas que quieren sobre las personas que participan. De veras que fue muy emotivo ver a estas cuatro mujeres comunicando a ras de suelo, con los medios justos y necesarios, con una autenticidad y humanidad que como docentes deberíamos hacer que floreciera por tantas partes que el mundo acabara convertido en una selva.

El espíritu de la obra se centra en la reivindicación serena de la libertad que históricamente han perdido muchas mujeres aplastadas por esa responsabilidad heredada de lo que se supone que debe hacer una mujer en su vida. Pero en el cuadro que representa al colegio El Gracia yo creo que va mucho más alla. Porque muestra el camino que hay después de decir «Basta ya», y que cuando un grupo de personas se une, cree, invita, comunica, sonríe y comparte es posible que sucedan cosas como las que supongo que pasan en El Gracia todos los días. Y voy a tener que montármelo, sin duda, para ir un día a vivirlo. De momento, solo puedo darles las gracias por invitarnos a poder ir a su casa. Seguro que volveremos.

Escuelas mentoras andaluzas

Comenzábamos esta semana en nuestra escuela recibiendo una comunicación de la Dirección General de Innovación y Formación del Profesorado de la CEJA con una Instrucción referida a un propuesta experimental que recién caída del buzón virtual parece tener un aspecto de lo más esperanzador, a juzgar por los objetivos y términos por los que viene definida. En el marco del III Plan Andaluz de Formación Permanente del Profesorado la propuesta pone el foco en la importancia de la observación profesional y el contacto directo entre profesionales, aulas, escuelas y maneras de hacer.

El espíritu de esta acción formativa abierta a todos los niveles de la enseñanza pública obligatoria andaluza es el de ofrecer oportunidades para estar  y conocer in situ buenas prácticas y modelos formativos , acompañados por los profesionales que los desarrollan en sus centros. Supongo que el arranque de esta experiencia piloto abre un sendero interesante en el que se dan pasos para ofrecer un marco formativo más amplio para el profesorado, incluyendo la posibilidad de beber directamente de la fuente de la inspiración y el buen hacer desarrollado por otros compañeros. Sí. Me parece una gran noticia.

Fases del programa

El desarrollo de la experiencia de las escuelas mentoras se desarrolla en cuatro fases, que corresponden a un ordenamiento lógico de la experiencia para maximizar el impacto y la utilidad del tiempo y esfuerzos empleados en ella. Al mismo tiempo, apuesta por la transferencia experimental de prácticas intercentros y por una evaluación del proceso desde diferentes puntos de vista:

  1. En un primer momento, se efectúa una sesión formativa presencial en la que se recibe información básica sobre procesos de observación profesional para preparar la posterior visita pedagógica al centro mentor.
  2. Después se realiza la visita al centro elegido, que puede se realizada hasta por cuatro centros que estén interesados en conocer de primera mano cómo se desarrollan sus enseñanzas (dos profesionales por centro).
  3. Posteriormente, se trabaja implementando la práctica observada en el centro visitante, de manera que se pueda producir una transferencia de lo observado a otro contexto de intervención.
  4. Para finalizar tiene lugar una sesión de intercambio donde se puede analizar el proceso en su totalidad y validar su impacto real en la práctica docente.

Esto concluiría con el proceso formal de comunicación y práctica que ofrece el diseño experimental, pero también puede significar la creación de lazos posteriores entre profesionales y centros, de manera que la colaboración y la transferencia de información e iniciativas diversas pueda tener un recorrido más largo.

Objetivos

Los objetivos del programa de Escuelas mentoras son, y transcribo literalmente lo que se puede leer en la Instrucción:

  • Dar visibilidad a buenas prácticas educativas realizadas en los centros educativos que sirvan de referencia a otros centros, en cuyo proyecto educativo se plantean la innovación en metodologías y dinámicas de aula.
  • Potenciar nuevos espacios de encuentros formativos y educativos plenamente vinculados a los contextos reales de aprendizaje.
  • Impulsar la innovación metodológica a través de la observación directa y la puesta en práctica de lo observado.
  • Fomentar en el profesorado el análisis, la reflexión y la investigación de su práctica profesional.
  • Establecer vías de comunicación y conexión entre el profesorado de diferentes centros educativos creando redes profesionales en torno a líneas educativas prioritarias.
  • Fomentar el conocimiento compartido, el aprendizaje entre iguales y el trabajo colaborativo entre el profesorado de diferentes centros.

Como podéis comprobar, parece todo bastante razonable y alentador. Por lo que si queréis ser centro visitante planteadlo en vuestro centro educativo (only Andalucía) para mover todo lo necesario antes del día 19 (sí, la fecha es un poco apretujadilla de acuerdo con el momento actual en los centros… ¿pero cuándo no lo es?). No es perfecto, no es la panacea, acaba de arrancar, se supone que mejorará con el tiempo y con lo que los docentes y centros podamos ir aportando… Y en momentos críticos, hipercríticos y negativistas, creo que Escuelas mentoras en un soplo de aire fresco en el panorama formativo docente. Eso sí: hay que moverse. Os animo a que lo hagáis.

(Normativa asociada)

Imagen: Astronaut candidates light a fire (NASA on The Commons) Uso libre