El quinto episodio de Malaka se centró principalmente en golpear repetidamente a los machitos de la serie, al tiempo que empoderaba a las mujeres poniéndolas en el lugar que hay más allá del bien y del mal, que no es otro que la realidad. De nuevo, el avance de las tramas no decepcionó y la BQG puso toda la carne en el asador para meter un gol tras otro -meten bastantes más tantos que el Málaga de Víctor, conque no sería mala idea alinearlos alguna vez en La Rosaleda-, mientras los seguidores de la serie en Twitter aplaudían alborozados, una semana más, cada detalle reconocido de la arquitectura y el costumbrismo locales. Los antis también se dejaban ver, porque nada se entiende sin los antis después del advenimiento del altavoz perpetuo que son las redes. Por eso hoy en lugar de ir colando spoilers relativos (que los voy a seguir colando igual), hablaremos un poco de algunos de los defectos que los antis ven en Malaka.
«No entiendo lo que dicen»
A pocas situaciones más duras se ha tenido que enfrentar nunca la audiencia de TVE1 en la historia de la televisión que a la de ver de lunes en lunes a unos cuantos malaguitas hablando como se habla por aquí. Terrible la falta de empatía y el amor al arte que destilan. ¡Pero si es como si estuvieras viendo la serie en V.O. ! ¿Cómo quieres que hable el Barra? Si hasta la Tota parece doctorada cum laude en Hispánica. Es tan absurdo como si en tiempos de The Wire se hubiera criticado la producción norteamericana porque el inglés de D´Angelo Barksdale y sus colegas no se parecía nada al que habíamos aprendido en los tiempos del Follow Me.
Destacamos también que este tipo de crítica suele venir acompañada por quejas sobre la calidad del sonido general de la serie, aspecto sobre el que no estoy capacitado para opinar. Si algún día veo algún capítulo con auriculares o en un cine, prometo escribir una entrada al respecto. Afortunadamente, nos quedan los sueños recurrentes de Blanca(flor), para los que nos basta perdernos en sus ojos acuosos y en ese difuminado que enmarca las escenas, del que podría haberse prescindido perfectamente para todo lo onírico representado en la serie.
«La serie es lenta»
Me sorprendió un poco un tuit, que no voy a enlazar, que calificaba a la serie como «lenta». Hizo que recordara el tópico asociado frecuentemente a la Nouvelle Vague, y pensé en la ciencia de lo cotidiano… Si a las 22:40 de un lunes está uno ya fundido y echando burbujitas como la provoleta argentina, y se le pasa volando el capítulo de Malaka… Algo no cuadra ahí. ¡Ah! Que no hay dragones, ni espadas, ni tetas debajo de cueros modernizados. Que muere muy poquita gente. Que… No sé… Es por aportar ideas… Pero que la serie es lenta… Lento es Malick, como debe ser para los objetivos visuales y narrativos que se plantea en sus historias. De todos modos, cronometraré las secuencias el próximo día, a ver si sacamos algo en claro.
Actores que no nos cuadran
La tomó la turba tuitera con el actor que hace de Perico, el hijo del Gato; sin percatarse de que el simple hecho de que se llame así es toda una declaración de intenciones. Quizás es que estamos demasiado acostumbrados a ver a los niñitos dicharacheros de Youtube, con su trabajadísima naturalidad y sus emoticonos saltimbanquis. Seamos francos: Marco Cerezo expresa lo que tiene que expresar un personaje como el que tiene en la serie. Se fuma sus porros bien, tiene la miradita velada que tienen que tener los adolescentes encerrados en sí mismos, dice las palabras justas, y su interpretación huele a fritanga y sobaquito adolescente. ¿Qué más queréis? ¿Que cruce el Atlántico con Greta Thunberg para ponerle morritos a Trump? Por favor, estemos a lo que hay que estar. Desde aquí trasladar mi felicitación personal al actor, y mi deseo de que le lluevan papeles como para alicatar la piscina de El Candado. Que luego bien que nos quejamos de que la juventud tiene que emigrar para que se reconozca su valía.
Y ya vale
Va dejando la serie casi imperceptibles cagaditas de mosca aquí y allá que luego se transforman en estupendos momentos ajá. Es una pena que se vaya a acabar tan pronto. Me preocupa el mal color de piel de Sarabia, así como el futuro de la picoleta que susurraba en gallego a las almohadas… Detalles que anticipan lo bueno que está por venir. Hay mucho perdedor que ha tentado a la suerte. Y mi impresión es que todo quedará como debe quedar. Sin alharacas y con las palabras de Nines a un Quino que resultó ser el personaje más vapuleado de este episodio: «Yo tampoco pensaba que la vida sería esto… Pero, no sé, intento… intento cambiar. Aprendo. Me adapto.»
Y señorita Noelia, mala.
Imagen: RTVE©